sábado, 4 de abril de 2015

Trabajar para comer


Ya de pequeño, cuando ayudaba a su abuelo en el huerto, se lo habían dejado bien claro: “Hay que trabajar para comer”. Nieto e hijo ejemplar, con el tiempo se ha convertido en un trabajador infatigable. 
Cada día, al salir de trabajar, recoge todos los tiques que se han generado a lo largo de la jornada y se los lleva en una bolsa de plástico. Entretanto, de camino a casa, piensa en cómo los aderezará para la cena de esa noche. 
Nunca ha logrado comprender de que se alimentan los trabajadores de un call center.