martes, 10 de marzo de 2009

Para un encaminamiento hacia la poesía castellana

Tras unas largas lecturas de Heidegger y, tras transcurrir por los caminos que nos encaminan hacía la esencia de la poesía manifiesta en la lengua alemana, uno podría pararse a pensar porqué no se ha producido tal reflexión sobre la poesía castellana (por no nombrar la catalana), a qué se debe que, en las academias, aceptemos la tesis de la esencia de la poesía alemana surcada por los poetas alemanes como general sin haber comprobado o revisado si el corte que el arado poético ha venido abriendo sobre el lenguaje español tiene o no semejanza con el que Heidegger encuentra en la lengua alemana.
Los franceses lo han hecho… i los afrancesados de la actualidad se confortan con citar las vías distintas que, a partir del exceso poetizante descrito por Baudelaire, han ido trazando sobre la pista de lo abierto por Heidegger, mal que escindidos de lo visto por él. Así, encontramos a un Bataille a la búsqueda de un éxtasis, de un exceso de deseo satisfecho y perecedero que convierta la sensibilidad en sensualidad y el erotismo de la perdida de lo útil y el encalzamiento del riesgo más arriesgado en la Experiencia interior; o un Deleuze, teorizando lo anteriormente dicho bajo el juego de las maquinas deseantes y el cuerpo sin organos, de los ejes verticales y los horizontales, de lo inmanente y lo emanente inmanentado (o la vida).
Y, el caso es, que si bien no siempre lo han hecho manifiesto, los pensadores franceses que los afrancesados acostumbran a españolizar, han llevado a cabo la búsqueda de un camino hacía la esencia de la poesía a partir de su tradición poética, a través de un Rene Char, de un Baudelaire, de un Blanchot, de un Artaud o del propio Bataille (sobre todo a partir de su “Summa Ateologica”) y ello les ha abierto el campo al particular pensar que han demostrado (el cual, a mi parecer, culminaría en la reformulación socializante del esquizoanálisis en Baudrillard –mal que siempre quedan escaleras para subir y descender) y que los ha establecido, para muchos, como una alternativa o una lucha contra lo ranciamente alemán de Heidegger y contra la indiferencia insustancial de la analítica.
¿Pero, como puedo estar tan convencido de que en la lengua castellana puede hallarse una reformulación de la esencia de la poesía? ¿Por qué, teniendo en cuenta mi procedencia, me manifiesto en el camino de una esencia de la poesía castellana en lugar de una catalana?
La cuestión es que a diferencia del catalán, el francés, el inglés, el griego y el alemán, el castellano parte de antemano de una distinción que ya supera, en un cierto grado, la problemática de lo ente heideggeriana, y esto es: En castellano ya distinguimos de por sí, en el idioma vulgar, entre un ser y un estar, de tal modo que se nos hace totalmente comprensible el hecho de que no todo ser esta, mal que todo estar esta en un cierto modo revuelto por el ser, pero… ¿es esto último cierto?: ¿todo estar esta envuelto por el ser?... en un cierto grado creo que es esta la problemática que plantea a la hermenéutica la lengua castellana, problemática que, mal que aquí solo lo apunte, se manifiesta en la caída sin tierra del Altazor de Huidobro o en al siguiente frase de Pedro Salinas:

La nada era nada, aún

Frase aparecida en el poema sin título del poemario La voz a ti debida que empieza con el verso: Qué gran víspera el mundo.
Curiosa la apreciación: La nada era nada, aún, es decir: A era A, mal que ahora ya no lo sea. La nada, entendida como ese estar que no es, se nos muestra como siendo, como aquello que es ello mismo. Lejos de la mera tautología, esta frase nos está planteando una rotura de la lógica tradicional, pues, el aún final, nos indica que llegará el tiempo, es más, que ya ha llegado el tiempo en el que la nada no puede ser la nada, es decir que A no puede ser A, a saber: que lo que está como no ser no puede ser un estar como no ser, mal que lo hubiera sido, mal que se siga creyendo que A=A.
No pretendo dar respuesta a esta problemática, no es el objetivo de este blog dar respuestas, simplemente intentaba plantear una problemática que se me ha ocurrido como una mera aparición tras la lectura del “Para que poetas” heideggeriano y que creo que podría fustigarnos un poco a intentar la elaboración de un pensamiento que intente situarse en el surco del habla castellana (creo también, como he manifestado al inicio del texto, que debiera hacerse con la catalana, mal que, por el momento no se me ha aparecido el como).

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